Sentencia
Se ha dormido la última hora.
No salgas a buscar
creyendo que nada arde,
que hay más senderos.
creyendo que nada arde,
que hay más senderos.
En la impaciencia del mundo
la noche te encuentra,
y no preguntes por herrajes
y no preguntes por herrajes
ni te defiendas,
la noche ha dormido
de par en par
los signos.
los signos.
La mentira final
De regreso con las propuestas debajo de la ropa,
veremos que se anudan las laderas
que protegieron el horizonte alguna vez
y con cautela tendremos convicción que regresamos,
que protegieron el horizonte alguna vez
y con cautela tendremos convicción que regresamos,
sin saber si inauguramos el sitio
o si en verdad hay en la noche
versos y combates,
ahora
que estallan en su recato imparcial.
ahora
que estallan en su recato imparcial.
Se desespera la réplica del tedio
y existe el camino.
Hay reticencia en los latidos
y temblamos al ras,
Hay reticencia en los latidos
y temblamos al ras,
al poner los pies en la cordura,
hay jadeo
donde las madres inventan la espuma
donde las madres inventan la espuma
y así no contrariamos la impaciencia.
En el pan transparente que le hundimos,
si las laderas gritan que es verdad
hay un epitafio que cargamos.
Ni el misterio que desgarra la palabra,
porque las rabias hacen inviolables los pechos,
si las laderas gritan que es verdad
hay un epitafio que cargamos.
Ni el misterio que desgarra la palabra,
porque las rabias hacen inviolables los pechos,
sale a nuestro encuentro,
sólo la noche
preñada de historia
a fluir como anfitriona,
y entonces guiñamos el ojo
a fluir como anfitriona,
y entonces guiñamos el ojo
y exhibimos el rostro
escondido en el incendio.
De las promesas
Afuera está escrita la providencia,
y dentro, perdidos,
buscamos guía en el enorme caos.
buscamos guía en el enorme caos.
No nos toma en cuenta el miedo
a las sillas equipadas,
las paredes acuciosas,
una cama rebelde, una puerta dócil,
a las sillas equipadas,
las paredes acuciosas,
una cama rebelde, una puerta dócil,
cualquier cosa que condene.
Tomados de la mano hasta el pasillo
donde empieza el caos,
creemos conocer todos los libros.
La mano del miedo nos deja pasar,
y a cada uno, nos disculpa, silencioso.
y a cada uno, nos disculpa, silencioso.
Notamos que los libros aprueban,
y se rompe la sien
el silencio de caos,
sobre nuestra versión
y se rompe la sien
el silencio de caos,
sobre nuestra versión
del Gran Libro.
Hay miedos que merecen
una vida muy larga
para que hagan algo,
los que no han hecho nada.
para que hagan algo,
los que no han hecho nada.
Ismael Valdivia, Cuba 1959. Médico. Vive fuera del país desde 1995. Actualmente reside en San Francisco, California.
Tiene publicados los libros “Susurro vital del testigo ̈, ̈Fuera de estas circunstancias ̈, ̈La cisterna de Escrápides ̈ y ̈Juan Cuarto y los demás ̈, todos de temática poética.
Tiene publicados los libros “Susurro vital del testigo ̈, ̈Fuera de estas circunstancias ̈, ̈La cisterna de Escrápides ̈ y ̈Juan Cuarto y los demás ̈, todos de temática poética.
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